El tránsito en la rambla era bastante liviano, como lo es siempre durante una luminosa mañana de un miércoles cualquiera. La pasajera iba inmersa en sus pensamientos y miraba el mar a través de la ventana abierta, mientras se dejaba acariciar por ese aire suave, cálido y algo salado. De vez en cuando le preguntaba algo al chico flaquito y flaquito que la acompañaba.
Se notaba que no se conocían mucho y que el se estrenaba como fotógrafo. A ella ya la conocía. Varias veces la había llevado, esperado y traído.
El semáforo cambió a verde y el motor del Renault gris metalizado, rugió. El problema en el acelerador persistía y era evidente que el mecánico no había sabido dar con la tecla.
A su lado, otro vehículo del mismo color lo adelantó y cerró bruscamente mientras le tocaba bocina furiosamente. Presto al insulto se detuvo a tiempo cuando por el espejo retrovisor del impertinente Peugeot, se cruzó con la divertida mirada de su primo.
Wednesday, March 14, 2007
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